martes, 29 de mayo de 2012

El fútbol que ha dejado de serlo.


El pasado 25 de mayo se disputó la final de Copa del Rey entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao. Una de esas finales que lo mismo me da, que me da lo mismo, pero aún así cualquier excusa es buena y más si se trata de fútbol.

El bar no se llenó, al menos no de gente a la que le interesase el partido. Un par de cervezas y todos atentos: “Calla, calla, que empieza el himno” “A ver si pitan” Y demás comentarios sobre el tema. Sonido ambiente al mínimo y si pitaron nadie lo escuchó. Al menos no en el momento.
“Pues bueno, como te decía, que mi madre se ha comprado…” Se acabó. A nadie más le importaba el partido. Lo importante de verdad había concluido. Una pena. Culés y leones lograron que lo menos importante en la final fueran sus equipos.

Supongo que se sienten con derecho a pitar el himno, a ejercer su libertad de hacerlo, y todavía piensan que reivindican algo que nos da que pensar a los demás. Hace mucho que ese himno dejó de pertenecerles. Ellos olvidaron hace tiempo que sí representa a personas a las que faltan al respeto con cada pitada. Así que, que me perdonen si me río de la hipocresía que supone celebrar el ganar una competición que aborrecen. Ironías de la vida que yo jamás comprenderé porque, ¿sabéis qué? Yo soy española. Y me gusta.







Bonito el gesto de Puyol, demostrando fair play al ondear la bandera Catalana y la ikurriña tras finalizar el partido. Sin dobles sentidos. Tan solo buen rollo y respeto. Lógicamente, cuando se juegue la Supercopa de España Puyol continuará con su buen rollo y ondeará unidas la bandera catalana y la bandera de la Comunidad de Madrid… o no.